jueves, 14 de febrero de 2013

En el Dia del Amor la Mujer lo unico que quiere es que "PARE LA VIOLENCIA DOMESTICA"

Que el abuso termine, un refugio y asesoría legal, algunas de las peticiones que hace una víctima de abuso doméstico para el Día del Amor

Más del 70% de los asesinatos relacionados con la violencia doméstica ocurren después de que la víctima abandona a su pareja (Getty Images).
Más del 70% de los asesinatos relacionados con la violencia doméstica ocurren después de que la víctima abandona a su pareja (Getty Images).VINCULO:mexico.cnn
Lo más importante
  • Las mujeres que sufren el abuso de su pareja tienen esperanza en que la persona cambie
  • Cuando las víctimas dejan una relación violenta, lo primero que necesitan es un refugio
  • Una organización otorga la protección necesaria para las mujeres que han sido abusadas

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Las víctimas somos adictas a la esperanza, abrimos el corazón y somos optimistas. Creemos que nuestros seres queridos pueden cambiar
Leslie Morgan Steiner
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Nota del editor: Leslie Morgan Steiner es originaria de Washington D.C. Pertenece a la junta de asesores del Proyecto de Abogados Voluntarios de D.C., la Fundación One Love y la Línea Nacional de Asistencia a Víctimas de Violencia Doméstica en Estados Unidos. Es autora del libroCrazy LoveDio conferencias en TEDx Rainier en 2012. TED es una organización no lucrativa que se dedica a la “difusión de las ideas dignas de darse a conocer” y las publica en su sitio web.
(CNN) – Esta semana, conforme el Senado decide si se vuelve a aprobar la Ley contra la violencia de la mujer y mientras se acerca el Día de San Valentín, vale la pena señalar que la mayoría de las víctimas de violencia doméstica no piden rosas, chocolates o fondos federales. Solo deseamos algo sencillo: queremos que el abuso termine.
No que termine la relación.
El “amor loco” sorprende a muchas personas. ¿Cómo puedes seguir amando a alguien que te ha lastimado?
La respuesta es tan compleja como el amor mismo. Las víctimas somos adictas a la esperanza, abrimos el corazón y somos optimistas. Creemos que nuestros seres queridos pueden cambiar. Algunos dirían que somos ingenuas. Otros dirán que somos demasiado gentiles o indulgentes. A veces no logramos reunir el valor para abandonar una relación violenta hasta que nuestra vida o la seguridad de nuestros hijos se ven amenazadas.
Cuando las víctimas ponemos fin a una relación violenta, lo primero que necesitamos es un refugio. Es la principal petición de las víctimas que llaman a la Línea Nacional de Asistencia a Víctimas de Violencia Doméstica en Estados Unidos, un grupo de apoyo financiado por el gobierno federal. Es una solicitud práctica: un techo que nos cubra. También es una solicitud emotiva: la profunda necesidad de seguridad y de protección para nuestros hijos.
Muchas víctimas saben por instinto lo que la familia y los amigos ignoran: el momento más letal en una relación violenta es cuando te vas. Más del 70% de los asesinatos relacionados con la violencia doméstica ocurren después de que la víctima abandona a su pareja.
Tenemos el caso de Selina Brown, de 20 años, quien recibió un disparo en la cara cuando ella y su pequeña hija trataban de abordar un autobús. Por eso, un refugio es, naturalmente, nuestra principal prioridad.
La segunda petición más común también sorprende a la gente, incluso en una ciudad como Washington, D.C., en la que hay casi 100,000 abogados. Las víctimas dicen que otras de sus necesidades son la asesoría legal y la representación. Cualquier mujer que quiera sobrevivir a la violencia doméstica debe contar con este servicio.
Yo lo sé bien. En mi familia todos estudiamos Derecho en Harvard. No obstante, cuando abandoné a mi abusador exesposo —quien era un corredor de bolsa bien educado que tenía en nuestra casa tres armas cargadas— nadie me acompañó a la corte familiar para hacer permanente mi orden de restricción temporal y nadie me ayudó a iniciar el proceso de divorcio. Fui sola a la corte.
Afortunadamente, se presentó una joven abogada de un refugio local para mujeres. Habló con mi esposo y con el juez. Me indicó que me dirigiera hacia una ventana de cristal blindado en donde me esperaba mi nueva orden de restricción. Me recomendó a un abogado que podría contratar de inmediato.
Gracias a ella y a decenas de desconocidos que me ayudaron, dejé a mi exesposo. Actualmente estoy nuevamente y felizmente casada. Soy madre de tres maravillosos hijos, tengo un perro y conduzco una minivan. Sin la generosidad de otras personas, no hubiera podido superar esa situación ni construir una vida normal.
Aquí en Washington, 700 litigantes se han unido al Proyecto de Abogados Voluntarios de D.C., una organización no lucrativa con más miembros que el bufete más grande de Washington. Típicamente, las abogadas son amas de casa que desean trabajar como voluntarias para dar buen uso a su formación legal.
El grupo de abogadas voluntarias proporciona asesoría, capacitación, programación de audiencias y seguros de negligencia, todo con un presupuesto de 350,000 dólares al año, lo que es insignificante si se considera que atiende a una ciudad de más de 600,000 habitantes. Desde su fundación ha ayudado a más de 2,000 familias que han sobrevivido a la violencia intrafamiliar. En 2012, sus abogados donaron más de 14,000 horas de trabajo legal voluntario.
Eso es amor verdadero.
Este Día de San Valentín, quisiera hacer un llamado a todos los abogados, en Washington y otras partes, para que consideren acabar con la violencia doméstica de una vez por todas. El modelo del Proyecto de Abogados Voluntarios de D.C. puede imitarse en cualquier ciudad.
Al asesorar gratuitamente a las víctimas, los abogados pueden ayudar a que los hogares de nuestra nación sean seguros y pacíficos. Al contribuir con una pequeña fracción de su tiempo, como lo hizo la abogada que me ayudó hace tantos años, todos podemos apoyar a las víctimas de violencia doméstica.
Ese es un regalo de San Valentín por el que podríamos ponernos sensibles.
Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente aLeslie Morgan Steiner.




Nota del editor: Leslie Morgan Steiner es originaria de Washington D.C. Pertenece a la junta de asesores del Proyecto de Abogados Voluntarios de D.C., la Fundación One Love y la Línea Nacional de Asistencia a Víctimas de Violencia Doméstica en Estados Unidos. Es autora del libroCrazy LoveDio conferencias en TEDx Rainier en 2012. TED es una organización no lucrativa que se dedica a la “difusión de las ideas dignas de darse a conocer” y las publica en su sitio web.
(CNN) – Esta semana, conforme el Senado decide si se vuelve a aprobar la Ley contra la violencia de la mujer y mientras se acerca el Día de San Valentín, vale la pena señalar que la mayoría de las víctimas de violencia doméstica no piden rosas, chocolates o fondos federales. Solo deseamos algo sencillo: queremos que el abuso termine.
No que termine la relación.
El “amor loco” sorprende a muchas personas. ¿Cómo puedes seguir amando a alguien que te ha lastimado?
La respuesta es tan compleja como el amor mismo. Las víctimas somos adictas a la esperanza, abrimos el corazón y somos optimistas. Creemos que nuestros seres queridos pueden cambiar. Algunos dirían que somos ingenuas. Otros dirán que somos demasiado gentiles o indulgentes. A veces no logramos reunir el valor para abandonar una relación violenta hasta que nuestra vida o la seguridad de nuestros hijos se ven amenazadas.
Cuando las víctimas ponemos fin a una relación violenta, lo primero que necesitamos es un refugio. Es la principal petición de las víctimas que llaman a la Línea Nacional de Asistencia a Víctimas de Violencia Doméstica en Estados Unidos, un grupo de apoyo financiado por el gobierno federal. Es una solicitud práctica: un techo que nos cubra. También es una solicitud emotiva: la profunda necesidad de seguridad y de protección para nuestros hijos.
Muchas víctimas saben por instinto lo que la familia y los amigos ignoran: el momento más letal en una relación violenta es cuando te vas. Más del 
70% de los asesinatos relacionados con la violencia doméstica ocurren después de que la víctima abandona a su pareja.
Tenemos el caso de Selina Brown, de 20 años, quien recibió un disparo en la cara cuando ella y su pequeña hija trataban de abordar un autobús. Por eso, un refugio es, naturalmente, nuestra principal prioridad.
La segunda petición más común también sorprende a la gente, incluso en una ciudad 
como Washington, D.C., en la que hay casi 100,000 abogados. Las víctimas dicen que otras de sus necesidades son la asesoría legal y la representación. Cualquier mujer que quiera sobrevivir a la violencia doméstica debe contar con este servicio.
Yo lo sé bien. En mi familia todos estudiamos Derecho en Harvard. No obstante, cuando abandoné a mi abusador exesposo —quien era un corredor de bolsa bien educado que tenía en nuestra casa tres armas cargadas— nadie me acompañó a la corte familiar para hacer permanente mi orden de restricción temporal y nadie me ayudó a iniciar el proceso de divorcio. Fui sola a la corte.
Afortunadamente, se presentó una joven abogada de un refugio local para mujeres. Habló con mi esposo y con el juez. Me indicó que me dirigiera hacia una ventana de cristal blindado en donde me esperaba mi nueva orden de restricción. Me recomendó a un abogado que podría contratar de inmediato.
Gracias a ella y a decenas de desconocidos que me ayudaron, dejé a mi exesposo. Actualmente estoy nuevamente y felizmente casada. Soy madre de tres maravillosos hijos, tengo un perro y conduzco una minivan. Sin la generosidad de otras personas, no hubiera podido superar esa situación ni construir una vida normal.
Aquí en Washington, 700 litigantes se han unido al Proyecto de Abogados Voluntarios de D.C., una organización no lucrativa con más miembros que el bufete más grande de Washington. Típicamente, las abogadas son amas de casa que desean trabajar como voluntarias para dar buen uso a su formación legal.
El grupo de abogadas voluntarias proporciona asesoría, capacitación, programación de audiencias y seguros de negligencia, todo con un presupuesto de 350,000 dólares al año, lo que es insignificante si se considera que atiende a una ciudad de más de 600,000 habitantes. Desde su fundación ha ayudado a más de 2,000 familias que han sobrevivido a la violencia intrafamiliar. En 2012, sus abogados donaron más de 14,000 horas de trabajo legal voluntario.
Eso es amor verdadero.
Este Día de San Valentín, quisiera hacer un llamado a todos los abogados, en Washington y otras partes, para que consideren acabar con la violencia doméstica de una vez por todas. El modelo del Proyecto de Abogados Voluntarios de D.C. puede imitarse en cualquier ciudad.
Al asesorar gratuitamente a las víctimas, los abogados pueden ayudar a que los hogares de nuestra nación sean seguros y pacíficos. Al contribuir con una pequeña fracción de su tiempo, como lo hizo la abogada que me ayudó hace tantos años, todos podemos apoyar a las víctimas de violencia doméstica.
Ese es un regalo de San Valentín por el que podríamos ponernos sensibles.
Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente aLeslie


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